Buscar este blog

sábado, 8 de enero de 2011

Problemas de pareja: la monotonía 1

En las parejas que llevan conviviendo un cierto tiempo cabe la posibilidad de que la rutina de lo diariamente establecido convierta la relación en una inercia carente de sorpresas. Los días pasan sin que nada nuevo suceda. Existe la sensación de que ya está todo dicho, el sexo ha dejado de ser una novedad, los silencios terminan pesando y se cree tener un conocimiento exhaustivo de las reacciones del otro. Sin duda, el aburrimiento amenaza con convertirse en el tercer compañero de viaje.

Pero el aburrimiento se puede evitar. Como emoción negativa, nos lleva a percibir la vida vacía y sin sentido; como actitud personal, conduce al bloqueo mental y paraliza la posibilidad de emprender iniciativas para salir de una situación rutinaria. Aunque hay personas con tendencia a convertir el aburrimiento en un estado de ánimo permanente, por lo general estar aburrido es una sensación esporádica, relacionada con la apatía y la pobreza de vida afectiva y social en un determinado momento. En cualquiera de los casos, el aburrimiento nubla las perspectivas de futuro, reduce las relaciones personales y disminuye el interés por el alrededor. Por ello, deviene fundamental combatirlo. Lo harán con menos ahínco las personas que se han establecido en la rutina y en un estilo de vida ritual que, al menos en apariencia, les proporciona seguridad y les evita riesgos. Esta actitud individual pudiera perjudicar, o beneficiar si así se quiere, a esa persona. Pero cuando se vive en pareja es muy posible que genere conflictos, personales y comunes.

La relación individual con el aburrimiento

El aburrimiento es consecuencia de la motivación, o más bien de su falta. Si la motivación es interior, lo que mueve a la persona procede de su propio interior; si es exterior, los estímulos que nos movilizan proceden de las circunstancias que nos rodean.
Cuando existe motivación interior y exterior el resultado final es positivo y las emociones gratificantes están aseguradas. Es poco probable que el aburrimiento no pase de ser algo esporádico. Si hay motivación interior pero el entorno no favorece, el individuo se mueve a pesar de las circunstancias y con un cierto grado de dificultad, pero su esfuerzo por modificar el ámbito tiene muchas posibilidades de que con ello abandone la apatía. Si hay motivación desde fuera pero falta el dinamismo interno, el individuo se mueve muy a su pesar y el movimiento suele ser de poca calidad y corta duración. El aburrimiento será un condicionante casi innato.
Cuando no existen ni la interior ni la exterior, la persona cae en la abulia, la apatía y la desmotivación. En definitiva, convive con el aburrimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario