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sábado, 8 de enero de 2011

Problemas de pareja: la monotonía 3

¿Cómo combatir el aburrimiento en la pareja?

En primer lugar, tiene que haber interés en combatirlo, en que se suavice la rutina y se reestablezca el entusiasmo por la convivencia. Los escépticos suelen ser poco proclives a los intentos por cambiar, bien porque cuando lo han intentado no ha funcionado, bien porque no quieren hacer cambios en su persona con la excusa de que la otra tampoco va a cambiar.
Para evitar el aburrimiento y asegurarse una mejor calidad de la convivencia es necesario:

Modificar las actitudes interiores

Es preciso que cada uno de los dos crea firmemente que "a su edad" es posible cambiar.

Es necesario que cada cual crea en su propia potencialidad, que muchas veces se desconoce o no se aprecia.

Es imprescindible que cada cual crea que la otra persona también es capaz de muchas cosas, aunque hasta el momento no lo haya demostrado.

Es vital que cada cual redescubra en su interior cualidades escondidas que seguramente tiene y aún no se han manifestado.

Puede ser incluso interesante acudir a ayudas externas profesionales para apoyarse en ese proceso de redescubrir la valía personal.

Alterar algunas circunstancias externas

Hay que arriesgarse a que pasen cosas nuevas, probablemente no sujetas a un control total.

Dejar que las sorpresas tengan un papel en la vida diaria, por muy pequeñas que sean, satisfacen a quien es objeto y a quien las procura.

Establecer nuevos escenarios. Visitar lugares diferentes juntos, aunque sea uno al año.

Compartir nuevas relaciones en actos culturales.

Cultivar aficiones y distracciones no conocidas.

Para todo ello es necesario un cierto grado de valentía, de perder el miedo al ridículo, al control social y aceptar la posibilidad de que algunos de los nuevos intentos sean un fracaso, porque será un fracaso común.

Cuando una pareja se involucra en este tipo de cambios, tanto en la actitud personal como en la modificación de las circunstancias y los hábitos, es imprescindible hablar sobre lo que se está intentando lograr con el fin de valorar el proceso, conocer cómo lo vive cada cual y estimar si es necesario rectificar o introducir otra serie de variables. E igual que se mima el proceso conjunto, ha de mimarse el viraje individual. Para ello, debe existir el consenso de que cada cual tenga una cierta vida propia que procure una convivencia serena. Que dos personas se quieran supone, entre otras muchas cosas, la habilidad para crear espacios que faciliten que la otra persona sea ella misma, que tenga su propio espacio no compartido.

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